Era de esperar algo gordo que reventase las elecciones.

Ya nos está acostumbrando la izquierda a no tener unas elecciones en paz desde hace años.
En este caso era sonado el previsto fracaso del partido socialista en las urnas y los ciudadanos bien podíamos temer que ocurriese algo grave en las vísperas de las elecciones.
Los grupos terroristas han atacado con fuerza en las vísperas de las últimas elecciones y han conseguido influir en el voto amedrentando a la ciudadanía. En este caso, avisó José Luis Rodríguez Zapatero en un mitin frente a su público para tranquilizarlos y vaticinar que a partir de la última semana de campaña, todo cambiaría y los oponentes se asustarían.

Así han saltado a la palestra los costras durante toda esta semana tomando la calle en actitud totalitaria, sucia y violenta auspiciados por el gobierno que les permite vulnerar la ley para procurar reventar el proceso electoral en una suerte de golpe de estado costroso y "perrofláutico" que, como poco, ensombrezca la victoria electoral de la derecha.

A día de hoy, siguen campando a sus anchas, movilizando incluso a pobres incautos, gente de bien que cae víctima de sus consignas vacías y sin sentido que les da cobertura y ofrece bulto para que los ultras antidemocráticos costrosos y mendaces impongan su voluntad en las calles.