miércoles, 1 de julio de 2009

El terror Gay o la semana de la mafia rosa.

Coincidiendo con la semana de la gran verbena rectal, cabe la posibilidad de revisar el estado del asunto rosa en el entorno que nos toca vivir.

En estos días, como cada año por estas fechas, es actualidad el altavoz gay y no dejan de aparecer debates de contenido vacuo y reiterativo además de continuas referencias en los medios de comunicación, siempre pasados por el tamiz de la corrección política que podría llamarse miedo a la incorrección.

El asunto gay refleja claramente un aspecto tenebroso y cada vez más extendido en la sociedad actual que lleva a plantearse la reflexión a cerca de su influencia en el ámbito general.

Partamos del hecho de que la homosexualidad ha existido al menos desde los inicios de la Historia de la Humanidad y, por lo tanto, no es un invento de los últimos treinta años. Desde hace varias décadas se ha intentado convencer de que la tendencia homosexual debe convertirse en un modo de alienación sectaria y sociedad paralela que acapare todas los sectores del mundo actual y a esa tendencia se le acuñó el apelativo de movimiento gay, un término anglosajón malamente adjudicado que además desvirtúa y apropia el contenido del término “alegre”. Como todo movimiento “modelno” se ha extendido desde el mundo anglosajón para enraizarse en los lugares más insospechados y donde más dañino resulta [p.ej. En el lenguaje o este año pretenden que sea también en la escuela].

Como análisis descriptivo primario no hay duda en observar ciertas características del movimiento gay:
  • Sectarismo alienante.

  • Ansia de expansión.

  • Búsqueda de poder.
    • Acaparamiento de la política

    • Acaparamiento de la cultura.

    • Acaparamiento de la economía.

  • Códigos estrictos.

  • Imposición de reglas.

  • Falseamiento de la realidad.

  • “Omertá” dirigida.

  • Censura.


Así a simple vista estas características podrían pasar por el manual de actuación ejemplar para cualquier joven servidor de un régimen totalitario o el temario de estudio en las oposiciones a la mafia siciliana. Para ilustrarlo, recuerdo ahora una anécdota de hace poco tiempo:

Coincidí con una mujer llegada a Madrid desde otro continente y comentó su asombro al recorrer las calles anexas a la Gran Vía donde se cruzó con legiones de hombres uniformados con los mismo ternos, peinados y adornos o complementos varios. Yo, osado de mí tomándome confianzas que no existían, le contesté al respecto comentándole que se trataba de las legiones del movimiento gay patrio, donde los que antes fuesen taxistas, carpinteros, dependientes, estudiantes u oficinistas con tendencias homosexuales que ejercían en su casa y en su cuarto junto a su amante, ahora ya no eran otra cosa que gays a tiempo completo reunidos de manera sectaria y uniformados en actitudes, ideario y hábitos de consumo. La interlocutora se quedó callada y no contestó, imagino que temiendo caer en algún pecado de incorrección o ruptura del silencio prudente.

Así parece indudable que dicha transformación de homosexual a gay afecta a los iniciados de manera que pierden parte de su identidad personal para formar parte de una masa con una voz única y con unas pautas cerradas y dirigidas desde ciertas élites aún no definidas donde se reproducen modelos y se imitan estereotipos propios del grupo.

Otro ejemplo se me ocurre como comparación:
En zonas concretas como las Rías Bajas gallegas o el entorno del Campo de Gibraltar, se produce el fenómeno de la sociedad paralela creada en torno a alguna actividad económica peculiar. En ambas zonas persiste la precariedad económica y cierta degradación social que fomenta la aparición de la economía del narcotráfico por lo que ciertos grupos ejercen su actividad convirtiéndose en modelo a seguir por parte de los jóvenes sin otras expectativas de futuro.
Las élites de esos grupos de narcotraficantes usan sus códigos propios de ostentación, signos externos de poder, hábitos originales y valores morales, con lo que los jóvenes de la zona imitan sus modos y se visten con cierto modelo de chándal, camisetas coloridas, gorras y gafas de sol concretas, adornos de oro en cadenas, joyas ostentosas. Además buscan la manera de hacerse con coches potentes para conducir de manera temeraria, se especializan en escapar de la ley y se rodean de chicas que los admiran por ello.

La mayoría de estos jóvenes posiblemente nunca lleguen a obtener un sólo euro procedente de la economía del narcotráfico y no saldrán de la miseria pero inconscientemente han adoptado esos modos y mimetizado los esquemas que les posibilitarían optar al ingreso futuro en esas élites de control de la economía local.
Otro tanto ocurre en los barrios periféricos de las ciudades españolas donde son las bandas agrupadas en torno a una estética de la ilegalidad quienes se encargan de vigilar la impunidad de los actos delictivos y, según tengo entendido, también funciona de esa misma manera la estructuración de la mafia siciliana o la camorra napolitana.


El ideario gay no toma como referencia el uso de la actividad delictiva para crear su estructura sino que se basa en la utilización de los hábitos sexuales de una minoría para establecer su propio submundo cerrado que se extiende por los diferentes ámbitos de la sociedad. Hay un proceso de expansión paralela en los sectores político y económico que en este momento parece haber obtenido resultados muy favorables para su causa.

En el sector político destaca el partido en el poder desde hace un lustro que ha utilizado las proclamas del movimiento gay para hacer bandera electoralista y propaganda política dirigida, como todas sus actuaciones, no directamente a obtener los votos de esa minoría, sino con la estrategia de extender la idea del “buenismo” y lo correcto entre sus masa electoral que, aunque nunca vaya a enfrentarse con un problema concreto, siempre creerá como correctas o convenientes las soflamas vacías y los eslóganes propagandísticos de sus políticos de cabecera.
Dentro de ese partido político se repiten las consignas por parte de sus dirigentes, incluso hay elementos de la élite del movimiento en los altos cargos gubernamentales. En el resto de partidos políticos se produce simplemente la “omertá” y se da la callada por respuesta, con algunas excepciones estrafalarias como la anécdota del Sr. Diputado de Izquierda Unida que en un debate oficial con referencia a al famoso caso de las estrellas televisivas y artistas implicados en casos de pederastia, se atrevió a solicitar en el congreso la despenalización del sexo consentido con niños mayores de trece años. Un asunto estrafalario del que destaca aún más el detalle de que no se recuerda que algún otro diputado se atreviese a callarle la boca al vocero gay o simplemente a partírsela. De esta manera es posible que la consecuencia sea que ahora el Sr. Diputado en cuestión pueda impunemente llevarse a su casa niños de 14 años e iniciarlos en sus prácticas y así crear en el futuro adultos de perfección gay que también inicien a más niños.
Otro caso destacable es el del concejal gay del ayuntamiento de Madrid, un personaje del cual ningún madrileño recuerda que se haya ocupado nunca del tráfico rodado, los parques y jardines, la recogida de basuras o alguna otra actividad municipal sino que su única función consiste en usar el organismo público y su sueldo oficial para lanzar sus proclamas o atacar, insultar y señalar con el dedo a todo aquel que él considera que no las secunda.

Y ahí estriba el fin último del ideario gay, la consecución del estatus del full-time gay o el ser que ejerce las veiticuatro horas y no necesita otra cosa que ser un gay para poder vivir de ello y lucrarse con su condición. Entre esa élite hay políticos y dirigentes de diversos sectores de la economía como los medios de comunicación, la industria cultural, el sector del ocio y turismo, la moda y cosmética, el mundo del espectáculo, los organismos culturales...

Un panorama que siempre tratará de ocultarse por parte de quienes tienen intereses concretos en el asunto o por quienes temen perder su humilde condición enfrentándose a la verbalización de la realidad. Caben muchas comparaciones para ilustrar el tema pero todos las tenemos en mente y dejo a la imaginación de cada uno aplicarlas a su manera.